Contra la que no podemos
La inmensidad de la muerte y la pérdida.
Palabras contra las que no podemos.
Un día te paras en la vereda
del camino familiar que siempre ha sido
y de pronto ves la mala hierba, los charcos y ahí, agazapado, el miedo.
Un miedo deforme y hambriento y exultante de que por fin lo hayas visto
porque ahora existe y puede devorarte.
Y quizá mueras en la cuneta. Devorada. Digerido.
No existiente tú tampoco.
Nunca fuiste más grande porque ahora eres muerte y pérdida
esas palabras contra las que no podemos.
O quizá te salves. En esa vereda
en la que también hay semillas y destino
y la inmensidad de todo lo que no es muerte ni pérdida, la posibilidad.
Una posibilidad sin límites y hambrienta y exultante de que por fin la hayas visto
porque ahora existe y puedes devorarla.
La inmensidad de la posibilidad.
Esperanza contra la que no podemos.
Nunca fuiste más grande porque ahora eres muerte y pérdida
esas palabras contra las que no podemos.
O quizá te salves. En esa vereda
en la que también hay semillas y destino
y la inmensidad de todo lo que no es muerte ni pérdida, la posibilidad.
Una posibilidad sin límites y hambrienta y exultante de que por fin la hayas visto
porque ahora existe y puedes devorarla.
La inmensidad de la posibilidad.
Esperanza contra la que no podemos.
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